El fin de los últimos estudios fotográficos  

Al menos una vez al año, y casi como un ritual, me detenía unos minutos frente a la vitrina del estudio fotográfico Vallmans, en medio de cortinas de terciopelo, marcos de madera, el viejo fotógrafo presentaba a manera de exposición sus obras, los rostros del maestro Bianchi, el pianista Roberto Bravo, junto a una joven Gianet Acevedo , alternaban el espacio con fotos de pasaporte o de currículo.

Era común ver en primavera, largas filas de escolares que esperaban su turno para fotografiarse para el anuario de su colegio. Varias generaciones de estudiantes fueron inmortalizados con tomas de un impecable blanco y negro, con una fuerte luz cenital y con retoques hecho a mano.

Hace dos años , la vitrina había desaparecido, en su lugar , insípida esponjas para rellenar cojines ocupaban el lugar de las hermosas fotografías, que marcaron parte de la historia de un Santiago que se fue.

Al igual que Vallmans desaparecieron otros estudios , Pressuto, Marion y el emblemático fotografía japonesa Tunekawa .

Sin aviso y en silencio cerraron sus cortinas y desaparecieron

el estudio en su ultima ubicación

el estudio en su ultima ubicación

La fotografía una cosa seria

 

No hace mucho tiempo atrás, era común ver a familias con sus mejores galas asistir a un estudio y realizarse una fotografía . La fotografía en esos entonces era una cosa seria, una forma de perpetuidad en el tiempo, una forma de decir. Aquí estoy , así era , así fui, un testimonio para siempre. De esa forma llegaron a mis manos los retratos de mis tatarabuelos, de severa mirada y brazos cruzados, de los ojos transparentes de mi abuela con moño en la cabeza y retoques de pincel sobre su pelo. Después casi 100 años , Me parecen decir “aquí estamos” “así fui”

DkL1RdXXoAAKNPT

El arribo Tsuunekawa y el arte de fotografiar

 

En el año 1922 , un joven japonés, llamado Tsunekawa, sin mayor experiencia que sus ganas , llega a un Chile de bonanzas económicas, pronto se pone a trabajar como vendedor viajero, almacenero, y asistente del estudio Fotográfico Nanyo , donde aprende el oficio de fotógrafo .

Luego de algunos años se independiza y crea el estudio “Fotografía japonesa Tunekawa , pasa por varios locales , en agustinas, San Antonio, hasta finalmente instalarse en calle Merced 336, donde estuvo hasta su cierre .

Rápidamente su sello se fue conociendo e imponiendo . Iluminaba con varios focos, dirigidos en varios ángulos, toda una novedad para la época, Utilizaba hermosos telones de fondo, para darle mayor atmosfera, utilizaba una técnica de superponer negativos. Pero su mayor sello , era colorear a mano las fotografía, utilizando pastel seco difuminado.

articles-85567_thumbnail

 

Usaba una enorme cámara de placas , usando solo formatos grandes – 18×24, 13×18, 10×15.

Retrato a la alta sociedad santiaguina , presidentes, políticos, doctores, abogados, y las mas distinguidas damas capitalinas posaron frente a su lente .

En sus formatos de vidrio de gran tamaño y siempre usando el lente en su máxima apertura , logrando el mayor volumen , convirtiéndose en su sello.

Al momento de realizar un retrato, sacaba una toma o a lo sumo tres para cada retrato. ( Muy distinto a las 50 tomas o mas que realizan algunos fotógrafos hoy en día)

En 1985, Kyutaro Tsunekawa, después de casi 50 años de trabajar su estudio de fotografía japonesa, falleció . Trabajo hasta día antes de morir.

 

La era digital, y el fin del retrato

No creo que lo digital fuera el verdugo que puso fin a los de los antiguos estudios, ni el hecho que las cámaras y su técnica fueran mas accesibles para todos, tampoco creo que el retrato fuera una moda pasajera. Lo que cambio realmente fuimos nosotros, trivializamos la fotografía, la sacamos de su podio y la desacralizamos, nos inundamos de selfies, nos fotografiamos en el baño, en la cama donde sea y como sea.

En esa condición, la solemnidad de un Tsunekawa no tiene cabida en estos tiempos.

articles-3496_recurso_img2

 

Los últimos fotógrafos sobrevivientes debimos recurrir a diferentes recursos para existir, disfrazamos a la gente y la convertimos en lo que no son.

Tsunekawa y sus tres certeros y exactos disparos fotográficos no hubiera sobrevivido a los nuevos clientes del nuevo milenio, que mas que la foto buscan cantidad de fotos, acostumbrados a la inmediatez , al oferton al combo al pack.

Mientras millones de fotografías digitales se pierden en memorias y dispositivos olvidados , los que nunca serán recordados, la fotografía de mía abuela de celestes ojos de cielo me sigue diciendo : Aquí estoy , así fui.

 

 

Ana Zoe