Cartier – Bresson
Palabras e imágenes
HENRIE CARTIER-BRESSON
EL FOTOGRAFO DE MOMENTOS
nacido el 22 de agosto de 1908 en el seno de una familia acomodada de París, Henri Cartier-Bresson tuvo siempre el interés por retratar el mundo. De pequeño su tío Louis le enseñaba pintura, una pasión que conservó tras la muerte de este en la Primera Guerra Mundial. Después de terminar su escolarización básica decidió seguir la carrera artística bajo la tutela de diversos artistas, entre los cuales le marcó especialmente André Lhote, un pintor y escultor cubista que despertó su interés por el arte contemporáneo.
El París de los años 20 estaba en plena efervescencia del Surrealismo y Cartier-Bresson tuvo la oportunidad de conocer a artistas de diversas disciplinas y países. Él mismo experimentó con la pintura surrealista, pero nunca llegó a estar del todo satisfecho con sus obras y destruyó la mayoría de ellas; sin embargo, este movimiento artístico influyó decisivamente en uno de los principios de su futura carrera fotográfica: la idea de captar la esencia del momento que inmortalizaba.
Durante los 40 años siguientes su vida estuvo dedicada a la fotografía. Compró una cámara Leica que sería su compañera durante muchos años: sus pequeñas dimensiones le permitían pasar desapercibido y, para más discreción, pintaba de negro las piezas brillantes de la cámara. Cámara en mano, Cartier-Bresson empezó a inmortalizar los momentos decisivos de su tiempo. En 1937 realizó su primer fotorreportaje de éxito, la coronación de Jorge VI de Inglaterra, que destacó entre todos los demás fotógrafos por el enfoque que le dio: no tomó fotos del rey, sino de la multitud que lo vitoreaba, que a su parecer constituía la esencia del acontecimiento, un principio que caracterizaría su carrera.
En 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial y Cartier-Bresson fue reclutado en el cuerpo de fotografía y película, que se encargaba de trabajos de documentación y propaganda. En la Batalla de Francia fue apresado por los alemanes y pasó casi tres años en un campo de prisioneros, del que logró escapar para seguir colaborando con la Resistencia: aparcó por un tiempo la fotografía en favor del cine, realizando el reportaje El retorno sobre los prisioneros y desplazados.
Durante 40 años Henri Cartier-Bresson dedicó su vida a la fotografía. En 1947 fundó la agencia Magnum junto con David Szymin, Robert Capa, George Rodger y William Vandivert.
Terminada la guerra, en 1947 se reunió con sus compañeros Chim y Capa, y junto a George Rodger y William Vandivert pusieron en marcha un proyecto que Capa llevaba un tiempo madurando: la creación de una agencia de fotografía de modelo cooperativo, que fundaron en 1947 con el nombre de Magnum Photos. Sus miembros se repartirían los encargos por áreas geográficas y Cartier-Bresson se ocuparía de India y la China. Allí realizó algunos de los trabajos más célebres de su carrera, como el funeral de Gandhi, la conquista de Pekín por parte de los maoístas y la independencia de Indonesia; su objetivo y su talento era captar en la imagen la atmósfera de los momentos que retrataba.
A pesar de su éxito como fotorreportero, después de unos años de trabajo Cartier-Bresson fue concentrándose cada vez más en retratos de personas y paisajes: en 1966 dejó Magnum para dedicarse a los libros de fotografía. Se centró en un género conocido como fotografía cándida, caracterizada por la naturalidad de los sujetos y los temas sencillos de la vida cotidiana, siguiendo el principio de “captar el momento” que había guiado su carrera.
Este tipo de fotografía le acercó de nuevo a sus orígenes como pintor. Hacia 1970 se retiró progresivamente de la fotografía, considerando que ya había expresado todo lo que podía a través de ese medio. En cambio, retomó activamente su antigua pasión por la pintura y el dibujo y, con casi 70 años, empezó una segunda carrera a través de los pinceles hasta su retiro definitivo; esta faceta artística, sin embargo, estuvo siempre eclipsada por su trabajo con la cámara. El 3 de agosto de 2004, a los casi 96 años, fallecía en su Francia natal aquel que fue llamado “el ojo del siglo” por su capacidad para inmortalizar la historia con su objetivo.
Fuente : National Geographic